La elección de un detector de humo tiene más dificultad de lo que a priori pueda parecer. Es común verlos en lugares de pública concurrencia, hoteles, garajes e instalaciones industriales, aunque cada uno tiene diferentes fines. Igual que hay diferentes tipos de fuego, también hay diferentes dispositivos para detectarlos.
Profundicemos un poco más, esperando que te ayude con la elección.
Qué son los detectores de humo
Los detectores de humo son unos dispositivos electrónicos capaces de detectar la presencia de humo o de calor en el ambiente (según modelos). Cuando eso ocurre, activan una alarma para alertar de la presencia de fuego.
En los sistemas antiincendios más básicos, el detector de humo lleva una sirena integrada que da el aviso acústico. Pero si no estás en el inmueble, puedes no enterarte.
Sin embargo, lo más habitual y efectivo es que esté conectado a un sistema de seguridad que además de recibir la señal y activar la alarma, notifica de que hay una emergencia a los propietarios o la Central Receptora de Alarma (CRA), para que tomen las medidas necesarias.
Si la CRA confirma que se trata de un incendio, dará aviso inmediato a los bomberos. En instalaciones industriales, lo más común es que además se activen los medios de extinción automáticos.
Cómo funcionan los detectores de humo
El funcionamiento dependerá del tipo de detector de humo que se trate. Ni todos detectan los mismos tipos de incendio, ni tienen la misma sensibilidad. Por eso su funcionamiento también es diferente.
Aquí tienes los distintos tipos de detectores de humo y una breve descripción de su funcionamiento:
- Detectores ópticos
Son los que detectan la presencia de humo en el ambiente a través de la luz. Más concretamente, tienen un emisor de luz y un receptor. En el momento en el que el humo interrumpe ese haz de luz se activa la alarma del detector.
Se clasifican en función del tipo de haz de luz con el que trabajan:
- Detectores ópticos de rayo infrarrojo: son dos unidades independientes (emisor y receptor) y cubren espacios grandes.
- Detectores ópticos puntuales: los más habituales, que has visto en hoteles, de un solo dispositivo. Con luz led.
- Detectores ópticos de láser.
Los detectores ópticos están diseñados para fuegos con gran cantidad de humo negro y poca llama, como por ejemplo los que provocan los incendios en textiles de hogar (cortinas, mantas, etc.).
- Detectores de humo iónicos
Estos detectores trabajan con un sensor en el interior de una cámara, donde el aire se mantiene ionizado. Cuando entra humo y pierde esa capacidad, se activa la alarma.
Y resultan especialmente efectivos con incendios en los que el fuego se propaga rápidamente sin necesidad de que el humo no sea muy visible.
Se recomienda este tipo de detector de humo en almacenes y lugares donde se guarden productos químicos, aceites o grasas.
- Detectores térmicos
Actúan cuando la temperatura sube por encima del umbral que tengan configurado. En realidad no detecta humo, sino calor. Algo a tener en cuenta a la hora de elegir en qué casos usarlos y dónde situarlos.
- Detectores de radiación
Lo que miden estos dispositivos es la radiación electromagnética en distintas longitudes de onda. Contienen un material sensible que experimenta cambios al exponerse a la radiación y activa la alarma.
Como te puedes imaginar, tiene un uso muy específico en instalaciones industriales.
¿Dónde se deben colocar los detectores de humo?
El lugar más habitual para instalar los detectores de humo es en techos o en su defecto, en la zona más alta de las paredes. El motivo es sencillo: el humo (o el calor si el detector es térmico) tiende a ir hacia arriba. Cuanto antes se detecte, mayor seguridad para todo el mundo.
También hay que tener en cuenta el alcance que cubre cada modelo de detector y la distribución del inmueble para determinar el número de ellos necesario. Por ejemplo, los detectores ópticos puntuales suelen dar cobertura a 60 m². Suficiente para la mayoría de las estancias en viviendas, apartamentos y habitaciones de hotel.
¿Dónde son más necesarios los detectores de humo?
- Cerca de las cocinas, lugares donde se trabaja con fuego y hay mayor probabilidad de que ocurra un accidente de este tipo.
- En todos los hogares, aunque no sea obligatorio, siempre es recomendable poder actuar cuando aún es un conato de incendio.
- En los almacenes de cualquier negocio, donde se guarda el material y no está permanentemente vigilado.
Casi todo son ventajas a la hora de instalar detectores de humo. Estar prevenido para poder actuar de manera rápida y evitar que se propaga.
El único inconveniente que puede tener es que la elección del tipo no sea la adecuada, o que su ubicación no sea idónea y salten continuamente falsas alarmas, lo que provoca inevitablemente malestar y al final una pérdida de interés que aumenta de manera paulatina con cada falsa alarma.
También es importante que si llevan baterías, se compruebe cada 6 meses que están cargadas. Además, requieren de mantenimiento y limpieza para asegurarse de que los sensores funcionen como deben.
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